martes, 29 de octubre de 2013

Nuestros nombres en aquel banco de Madrid



Las personas cambian,.... quien sabe si para mejor o para peor pero simplemente dejan de ser lo que te habías esperado. Aquello que habías imaginado junto a esa persona resulto ser con suerte felicidad inesperada aunque en otros casos la triste decepción de ver cómo se va resquebrajando tu relación como un débil e indefenso cristal que se rompe sin saber como ha ocurrido o quién es el culpable.

Puede que lo mejor de no tener prejuicios sea no llevarte tantas decepciones como las que la vida te ofrece y te regala sin tener siquiera la opción de rechazarlos. A menudo lo deprimente que resulta una ruptura puede verse alimentado por la inesperada "sorpresa" de haber sido engañado por la apariencia, por la imagen falsa y vulnerable que te hizo creer en alguien, el cual tras una máscara de superficialidad mostró su aspecto más desconcertador aunque más realista a la vez.


Hoy los sueños dejaron de serlo, pasaron a ser historia, pero aquella historia cuyo recuerdo provoca tristeza y un vacío desalentador y por ello nadie quiere perpetuarla y acaba siendo olvidada. Por desgracia nos acordamos más del fin de los hechos que de como surgieron, nos importa más por qué acabaron que el simple hecho de haber finalizado.
Qué más da el culpable en un juicio en el que ninguna sentencia es justa, en la que el jurado está formado por los dos acusados que se pelean por un mísero perdón o por simplemente encontrar a quien condenar. La culpa queda igual repartida cuando ninguno se declara culpable de un delito del que ambos acabaron perjudicados.

Se puede arreglar aquello que se rompió pero no pretendas que sea el mismo que el del principio, porque que la experiencia de la que tanto se habla quizás tenga más importancia de la que se le había dado.
Quizás juegue un papel importante aunque desconozcas su identidad sabes que existe, sabes que aunque lo intentes nunca desaparecerá y solo cabe cuestionarse que es aquello que te hizo cambiar, lo más acertado que pude escuchar es aquello de que la experiencia no es más que un cumulo de errores, sin embargo, siempre he creído que la experiencia se encuentra en algo más profundo que en una serie de errores, se halla en las consecuencias que obtuviste de tus fallos, siendo el mayor fallo quizás el amor, el entregar lo que sabes que nunca recibirás, querer como sabes que nunca serás amado o simplemente llorar por lo que un día te hizo sonreír.

lunes, 28 de octubre de 2013

Soñadores con suerte.

Quizás sea una paranoia y no fue culpa mía pero como he dicho es solo eso...un "quizás".
La vida está llena de todo tipos de "quizás" y a lo largo de ella vamos siendo atropellados por esas pequeñas vacilaciones que un día podrían haber superado la impotencia de causar una lágrima, un suspiro o una sonrisa que para nada reflejaba la cruda realidad. La curiosidad no mató al gato, fue la incertidumbre, bueno...quizás. Una indecisión puede costarte pequeños placeres triviales como el beso que nunca te atreviste a dar, el "te quiero" que la aquella persona no llegó a escuchar o el tren que quizás debiste perder. Simplemente no creo que sea una paranoia, simplemente pienso en aquello que pudo ser y no fue, por mi culpa, por no tener la decisión para pedirla que no se fuera, que no abandonara, al mísero hombre que la amó sin saberlo. Arrepentirse es de cobardes y parafraseando a William S. "nuestras dudas son traidores que muchas veces nos hacen perder el bien que podríamos ganar si no temiéramos buscarlo"
Quien tiene la virtud para poderse atrever a cuestionar si reflexiono demasiado sobre temas como este? Últimamente siento la fría sensación de estar rodeado de mentes vacías, de cabezas alimentadas por un sin fin de drogas legales pero que quizás dañen más sueños que cualquier droga que una romántico pueda consumir. Somos incapaces de luchar por lo que queremos, y lo peor es que podemos llegar a perder algo que amabamos sin siquiera darnos cuenta, porque la vida no está hecha para soltar un puñado de quizás y esperar otra oportunidad de aquel que dejó de soñar hace muchas noches ya. Por eso recordar a veces es la forma de soñar de los más desafortunados y es en este momento de la noche en la que yo mismo, un servidor, tiene que enfrentarse a una de las más irracionales de las cuestiones, yo que recuerdo todo aquello que por un quizás no llego a ser real, soy un melancólico sin suerte o conservo la fortuna de poder soñar lo que hubiera sido dormir una noche más contigo...